EL CARRETILLO ITV
Yo nací en una riera 
Y crecía fuerte y sano,
Y recto como una vela.
Iban pasando los años
Y yo seguía creciendo,
Y llegué a ser tan alto
Que se me miraban mal
Sauces, higueras y álamos.
Estaba yo tan contento,
Me sentía tan ufano,
Que no pensé que algún día
Acabaría en un carro.
Vino un día un carpintero,
Con una estral en la mano
Y fue pasando revista…
¡ no sé qué andaba buscando !
Va y se me para delante,
Me mira de arriba abajo
Y dice a su compañero:
¿ Tú eres el propietario
De este árbol que es tan recto ?
Si, que yo lo puse antaño,
Que es una buena madera
Pa pugones y pa mangos.
No se lo pensó dos veces
Y empezó a dame unos tajos
Tan fuertes y tan certeros
Que me hicieron mucho daño
Y me tiraron al suelo.
Me sacaron luego arrastro
Y armaus de cuerdas y sogas
Me cargaron en un carro.
De allí me llevaron luego
Al pueblo de Cadesaso.
Me envolvieron allí en paja,
Me encerraron en un cuarto,
Y allí estuve yo solico
Creo que fueron dos años.
Después volvió el carpintero
Armau de serrucho y clavos,
Martillo y una garlopa
Que hicieron de mi unos tacos
Pa las patas, pa largueros;
Hizo dos palos mu largos
Que habían de aguantar peso
Y una rueda pa ir rodando.
Me unieron con unas tablas
De pino, bajau de Fago
U de algún otro lugar,
Que por aquí, en estos pagos,

Apenas había pinos,
Y los que había eran malos.
Somos ahora un cajón grande
Preparau pa cargar sacos
U las talegas de harina
Que phacer pan empleamos.
Ahora soy un carretillo
Y, en este horno que habitamos,
Himos sido compañeros
De palas y otros cacharros
Que empleaban pa hacer pan
Las gentes de Cadesaso.
Aquel horno era de leña
Y, pa llevar limpio el tajo,
Sacaban todos los días
Las cenizas por abajo.
Y fíjate tú que idea
Se le ocurrió a nuestro amo:
Me forró todo por dentro
De hojalata, y con retajos,
Pa usame en otras tareas
Que me estaban preparando.
La ceniza y los rescoldos
En mi caja iban echando.
Iban pasando los tiempos
Y yo seguía mu sano
Haciendo bien mi tarea.
Pero un día la liaron.
No sé si fue por descuido,
U alguno que iba borracho,
Me lleno el cuerpo con brasas
Que no habían apagado.
Se quemaron mis largueros,
Se me aujeraron los lados,
Se me espiazó la hojalata,
¡ Qué desastre, qué fracaso !
Mhan tenido abandonau
Durante muchismos años,
Hasta que un buen día Alfredo
Decidió que, conservanos,
Aunque nadie lo entendiera,
Era decisión de sabios.
Habló con los d Artecor,
si sabrían hacer algo
pa devolveme la vida
y rescatame del fango.
Me llevaron a Alberuela,
A un taller que está en lo alto
A la salida del pueblo,
Según vas de Cadesaso.
Como no tenía rueda
Allí me entraron en brazos.

Un hombre con bata blanca,
Que paicía un cirujano,
Me inspecionó con detalle
Por arriba y por abajo.
Dijo que había remedio,
Que no había sido un infarto
Que casi acaba conmigo;
Había sido “maltrato”.
Yo pensaba ¡ otro calvario !
Me va a tocar que pasar,
Aquí entre tantos cacharros.
Estaba entre dos relojes
De casi doscientos años
Que iban tocando las horas
Y las medias, y los cuartos…
Aquel hombre de la bata
Me empezó a quitar pedazos.
Armau con una tenaza
Me empezó a quitar los clavos
Que tenía yo oxidaus,
Y luego me extirpó el bazo,
Media pata y la bajera,
La hojalata, y me dio un tajo
En medio de la entrepierna.
Pudo conservar mis brazos,
Pues dice que mi madera
Es durable por mil años.
No sé de donde sacó
Madera de mis hermanos,
De la que hizo los largueros.
Hizo piezas, hizo tacos,
Y me los iba poniendo,
Mientras él iba cantando.
Me puso madera nueva
Pa aguantar otros cien años.
Con una arena mu fina
Me emprendió a perdigonazos…
Era pa quitar la mugre,
Lo quemau de mis costados…
Luego me puso una rueda
Que compró en internet Carlos.
Cuando ya me vió lucido
Se paró a pensar un rato;
Iba y venía con tierras
De colores, en un tarro,
Me daba una pincelada
Y marchaba, romanciando,
A buscar otros colores
Que me fueran igualando.
Y pa cúrame del óxido
Me aplicó un líquido blanco,
Que aunque parecía leche,

En negro se iba tornando.
Después me aplicó un barniz,
Creo que me dio tres manos,
Ya sin color, hecho al agua.
Es un barniz italiano
Pa que me guarde del sol,
Y darme un acabau majo,
Y suave, de terciopelo,
Para que cuando tus manos
Rocen mi piel tú disfrutes
Con la vista y con el tacto.
Y aquí vuelvo a estar flamante,
Bonito y recuperado
Por las manos de Artecor,
Mis amigos artesanos.
Yo quiero volver al horno,
Al horno de Cadesaso,
Pa deciles a las gentes
Que si tienen un cacharro
Que les paice que no vale
Y habían pensau en tiralo,
Que lo lleven a Artecor
Que allí han de resucitalo.
crt Mayo, día 9, del año 2022
 MIRA AQUI;RESTAURACIÓN

Comentarios